lunes, 2 de marzo de 2009

¡Al loro: quiero ser libre!



(Lola, gracias por enviarnos los vídeos, ¡son geniales!)
Suena el timbre del recreo. Quince o veinte minutillos para ir al lavabo, comprar el bocata, descansar de las clases, corretear y jugar, ligar, copiar los ejercicios de la clase siguiente, participar en los campeonatos si le toca a tu grupo, comer el bocata… Hay que hacerlo todo corriendo. Y además está plagado de normas raras.

Dentro no nos podemos quedar, los profes de guardia nos echan a todos excepto a los de bachillerato que son unos enchufaos. Para estudiar dicen…, ¡ja!. Podemos atravesar el pasillo de los despachos en una sola dirección: ir sí, volver no. ¿Por qué? No se entiende. Tampoco quedarnos en los sillones y si hay una exposición, verla deprisa y sin montar follón. ¡Pero si es la gracia de las exposiciones!

Una vez fuera, o juegas en los campeonatos o te apalancas por los rincones. Las chicas de segundo de la ESO tienen copada la entrada, los del chalet adosado vigilan el transito de gente y coches: “¡derrapa quió!”, muy finos ellos; algunas chicas de 2º BAC se sientan a fumar al sol al lado de la puerta del parking en un espacio de humos al aire libre también ilegal pero consentido, y bueno, más o menos todo el mundo tiene un espacio especial ocupado: a Miguel P. de 2º ESO le gusta subirse a una piedra mientras Fran, Raúl y Javier se dedican a la lucha libre sobre hierba; Cesar,Orosia, Verónica y Alberto prefieren apalancarse en la parte superior izquierda de la escalinata de la calle; Íñigo, Santiago, Ramón, Ángel & cia, prefieren escapar de cualquier tumulto y darle la vuelta al edificio para acabar en la calle peatonal de detrás…

Los profes de guardia vigilan las puertas y no te dejan entrar más que al lavabo o a la biblioteca, pero no te pases que no cuela, no se va al baño cinco veces en quince minutos… “¡Tú no vuelves a entrar más!”

A principio de curso nos recuerdan una norma del reglamento que prohíbe salir del recinto escolar en horario escolar, pero ¿qué pasa? Todo el que quiere entra y sale. ¿No es un poco absurdo tener esa norma? Y si no es absurda ¿porqué nadie hace nada para que se cumpla y sin embargo ponen empeño y medios para que salgamos del edificio y no volvamos a entrar más que cuando suena el timbre y todos por la misma puerta?

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